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domingo, noviembre 25, 2007

"La persona estimada reposa als nostres braços, embolcallem la criatura com si fos un tresor, estrenyem la mà del millor amic. No tenim, però, una prova indubtable dels pensaments que es generen i es registren al seu interior en aquell precís instant. És molt freqüent que, en la unió eròtica, el corrent del pensament, allò que s´imagina intensament, bategui en una altra banda. Secretament, fem l´amor amb un altre. Sota l´encisador somriure de l´infant, d´un amic íntim, pot amagar-s´hi la veritat de l´aborriment, de la indiferència o fins i tot de la repulsió. La capacitat de mentir, de concebre i representar fabulacions, és pròpia de la nostra humanitat. Si no existís, serien impossibles les arts, la conducta social, el llenguatge mateix. La veritat absoluta, la perfecta transparència del pensament, pertany al regne animal. Homes i dones tiren endavant gràcies a disfresses recurrents. Però la màscara es duu sota la pell."

Deu raons (possibles) de la tristesa del pensament; George Steiner.

viernes, noviembre 23, 2007



El chico había visto mucha peli del James Dean y leído mucho Shakespeare y lo tuvo claro muy temprano. Lo suyo eran los antihéroes: Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, cuando soy buena soy muy buena pero cuando soy mala soy mejor, entierro a mis hermanos donde me da la gana y si queréis me lapidáis, me follé a mi madre sin saberlo, os voy a putear la vida porque soy feo, voy a ser la más grande aúnque tenga que pisaros, etc...Pero los papeles que le daban no iban hacia esa dirección. En el último era jugador de hockey...¡Él!, que creía que el billar era deporte olímpico. Y ahí le veis, tambaleándose como un pato rodeado de alevines de siete años que saben hacer el pino con los patines, mirándole con los ojos llenos de compasión. "El primer día es difícil, verdad?", le decía uno. Lo que el niño no sabía es que no era su primer día, ni el segundo, ni el tercero. Y nuestra joven promesa del séptimo arte soltaba una mueca de ironía cansada, de desdén frustrado, pensando qué demonios hacía él en un polideportivo lleno de padres hastiados que llevan a sus hijos a quemar las energías que les quedan para que caigan muertos en casa, mientras musitaba para sus adentros:.. ¿Qué es la vida? Un frenesí. Una quimera, una ilusión...Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son..." Pero se liaba entre versos porque tampoco le toco nunca hacer de Segismundo. De regreso a casa buscó a Calderón pero no lo halló. Debió dejárselo a alguien. A ese alguien que tiene todas esas cosas que un día le dejamos y que no hemos vuelto a ver. Se sentó en el sofá y se cruzó de brazos. Se quedó mirando el gato, que también parecía compadecerse de él. Y sin darse cuenta, su amiga le hizo una foto en el rincón que, según ella, es el más fotogénico de la casa. Luego le enseñó la foto. No estaba nada mal. El viento hacía bailar la cortina y el gato parecía una estatua de mármol, como la del cuadro de Dorian. Quizá no sería jamás un antihéroe, pero la foto quedó bien mona.

viernes, noviembre 16, 2007

"Ociosa juventud/ a todo sujeta/ por delicadeza/ mi vida perdí./ ¡Ah, que llegue el tiempo/ en que las almas se prendan!// Me dije: Despreocúpate y que nadie te vea;/ y olvida la promesa/ de alegrías más altas./ Que nada te impida/ augusto retiro.// Acumulé tanta paciencia/ que ahora olvido para siempre;/ sufrimientos y miedos/ a los cielos se han ido./ Y la sed malsana/ oscurece mis venas.// Así la pradera/ al olvido entregada/ creciente y florida/ de incienso y cizaña/ bajo el feroz zumbido/ de cien sucias moscas.// ¡Ah, las mil viudeces/ del alma, tan pobre// Ociosa juventud/ a todo sujeta,/ por delicadeza/ mi vida perdí./ ¡Ah, que llegue el tiempo/ en que las almas se prendan."

Canción desde la torre más alta. A. Rimbaud

martes, noviembre 13, 2007

Ravalfreaks: La venedora de kleenex amb energia reiki.

Fa uns dies que a casa tenim un paquet de kleenex amb energia reiki. Ens el va donar una dona a la terrassa del carmelitas. Ens la volia vendre per deu cèntims, però jo li vaig donar un euro perque estava amb el moc penjant. Acte seguit, aquella dona, d´uns cinquanta anys i amb xandall i tenyida de ros, ens va començar a explicar que no es tractava d´uns kleenex vulgars. Els havia contaminat amb energia reiki, cadascún dels paquets, un per un. Els va posar sobre la taula i ens en va fer una simul.lació, posant la mà a sobre d´ells, amb molta cura.Va matisar, però, que els hi havia conferit només el nivell dos d´aquesta energia que es veu que millora la vida de les persones, i que en realitat tenia set nivells. Però ella, en un atac d´humilitat ens va assegurar que no volia ser mestre i que es conformava amb arribar al tercer.

El paquet, que per cert, no és kleenex, és marca punto y coma, fa una setmana que ronda per casa i no n´hem notat gaire els efectes. Potser perque només és nivell dos de reiki. O potser perque, com diu l´Evelyn, aquest 2007 és un apocalipsi que té la culpa de que res funcioni. No ho sé. El Belce els va estar mossegant una estona, però tampoc hem notat canvis en la seva conducta. Segueix sent una criatura del dimoni. En fi, en queda un, i crec que vaig a usar-lo perque em cau el moquillo. Qui sap? Potser aquest últim es va quedar amb tota l´energia i encara acabaré bé l´any, encara que només li quedi un mes.







domingo, noviembre 11, 2007

Finalment diumenge. El més gris de l´any, com no en podia ser cap altre. Reuneixo forces per sentir-me trist, però no recordo com es feïa. Avui no sabria dir les paraules...El fred és mut. Hi ha una remor de fons, com després d´una guerra. Un buit que retrona. El gat em mira com si m´anés a dir alguna cosa. Però no diu res. S´enfosqueix i no tinc temps d´adonar-me´n. Busco una cançó lenta, però totes s´han fet velles. Jo també em faig vell avui, massa ràpid. I penso que no és el primer diumenge que em sento sol, ni serà l´últim.







sábado, noviembre 10, 2007

Pornodrama

Olivia Weteyes nunca tuvo mucha suerte con los hombres. No porque no fuera guapa, que lo era. Su ondulada melena rojiza y su rostro neoclásico atraían a la legua. Tampoco es que fuera antipática, aunque si lo suficientemente lista como para hacerse la tonta si el romance en cuestión lo requería. Tenia clase, estilo y gracia, pero si se lo proponia podía volverse repugnante a los ojos de un hombre. Pero lo que hacia de Olivia una mujer irresistible era su sentido del humor. Estar con ella era reír. Nada, por trascendente que fuera, podía escapar de su fina ironía, de su cáustico sarcasmo, de su risa contagiosa o de su semblante inquietantemente serio mientras de su boca proliferaban auténticos delirios, producto de su innato sentido del absurdo que, según ella, rezumaba de la realidad misma. Olivia sabía muy bien desde el principio de qué quería reírse un hombre, y de qué no. Eso hacía que de la mesa de un restaurante acogedor o de una sala de cine a la cama hubiera casi siempre un paso muy pequeño. Nadie escapa al efecto erotizante de la risa. Nadie excepto Johny Sunnysmile...

El gran drama de Olivia con los hombres estaba en su lecho. Era un problema de sábanas. No es que fuera mala amante. Era fogosa, apasionada, y como les ocurre a los grandes amantes, en nada podía encontrar mayor placer que en el de percibir el placer que le estaba provocando al otro. Esa mueca agarrotada, ese gesto incontrolado de cualquier hombre víctima del placer era para ella como encontrar una llave bajo el mar, como la que se encontró de pequeña en la piscina cuando era una niña. Pero lo cierto es que Olivia dejó de encontrarse llaves desde hacía tiempo porque cada vez que un hombre la penetraba rompía a llorar desconsoladamente. No era dolor, ni tan solo pena. Nada enturbiaba su mente ni le dolía en su interior. Pero por alguna razón que ella misma desconocía, le entraban unas irresistibles ganas de soltar todas las lágrimas del mundo. Era un vómito. Una especie de catársis, quizá, que no conseguía comprender y de la que ya le costaba recordar cuando le ocurrió por primera vez.

Tenía 15 años, y la escena tuvo lugar en la misma piscina donde unos años atras se había encontrado la llave. Era en casa de unos tíos suyos pudientes, que tenían un apartamento en la costa, Ella se bañaba en esa piscina desde que era un bebé o sea que se podría decir que para su primera relación sexual, estaba como pez en el agua. Él, una historia veraniega de adolescentes sin más, no se daba cuenta de que a Olivia se le empezaron a humedecer los ojos, y que lo que le resbalaba por las mejillas no eran gotas. Cuando ya se hizo evidente que Olivia estaba sollozando él le hizo la pregunta que en la vida de Olivia pasó de ser obvia a ser inevitable. "¿Qué te pasa?" Ella le contestó entre sollozos que no lo sabía, pero como era de esperar, él no la creyó. Le preguntó si le dolía, si estaba triste, si en realidad no quería hacerlo, si se le había muerto alguien...Cuando al pobre chico se le agotó la batería de preguntas terminó por rendirse. Y así, pasaron los años y los hombres en la vida de Olivia, y todos los que le siguieron también se rindieron, uno a uno. Por excitados que estuvieran, o por perversa que fuera su mente, el melodrama de Olivia era más poderoso que su líbido. Era tal el sentimiento con el que lloraba que terminaban sintiéndose tan tristes sin saber porqué, que se les bajaba todo. Era automático.

Pero justo cuando Olivia iba a perder toda esperanza de experimentar el orgasmo con un hombre, apareció Johny Sunnysmile. Johny era un hombre apuesto, austero. De maneras sosegadas. Habia en la impertérrita seriedad de su rostro una paz indecible, un equilibrio absoluto. Era parco en palabras, que no pobre. Analítico pero afable. Jamás dejaba a los demás ver que en realidad les estaba escudriñando. Su mirada se perdía en el abismo a veces, o se clavaba en la retina de Olivia, quien, presa del pánico al darse cuenta de la pasión que estaba empezando a despertar ese hombre, empezó a echar mano de su sentido del humor, para liberar tensiones. Pero hacer reír a ese hombre era como encontrar una llave bajo el mar. En toda la noche, Olivia fue capaz apenas de sacarle una leve sonrisa a Johny, más producto de la condescendencia que no de la hilaridad. Olivia estaba exhausta después de la cena. Y es que no hay nada más duro que pasar de hacer gracia a ser gracioso. La comedia es infinitamente más sacrificada que el drama. Al verse sin salida pensó que solo le quedaba una digna retirada a tiempo, a lo que Johny replicó con una última copa en su casa. Olivia quería hundirse bajo tierra. Aquel hombre la volvía loca y oírle reír ya se había convertido en una cuestión de vida o muerte, pero le aterraba pensar lo que ocurriría cuando la pasión se desatara. Pero la carne es débil, y Olivia accedió, mientras algo se derrumbaba en su interior.
Johny tenia un bonito apartamento en las afueras, tranquilo, espacioso, y con una gran piscina iluminada en el jardín...Sucedió lo inevitable. Terminaron la copa en el agua. Él empezó a tocarla con una suavidad extrema que hizo que Olivia olvidara todos sus miedos y no recordara siquiera su nombre. Sin apenas notarlo la penetró, y cual fue la sorpresa de Olivia cuando vió que a aquel hombre se le torcía el semblante y empezaba a reír a carcajadas antes de que ella pudiera emitir un solo sollozo. Una carcajada fresca como un trueno en una tormenta de verano. Olivia empezó a llorar llena de felicidad, y así rieron y lloraron hasta gastarse.
No había ninguna llave en el fondo de aquella piscina, pero esa noche Olivia tuvo el primero de un incontable número de orgasmos estratosféricos...Y cuando lo recuerda todavía ríe, sin saber porqué.








lunes, noviembre 05, 2007

Criogénesis

Gary Blindheart tenia la mala costumbre de recordarlo todo. Dicen que la memoria selecciona en realidad entre aquello que nos importa y lo que no, pero lo cierto es que él era capaz de almacenar desde los datos, eventos, anécdotas o sensaciones más trascendentes hasta los más nímios e inútiles.

Recordaba, por ejemplo, la canción que sus padres bailaron por primera vez y con la que se enamoraron, sin importar en modo alguno el que él no pudiera estar presente; pero recordaba también el minutaje exacto de todas sus canciones favoritas en su mp3. Recordaba también el día de su primer beso delante de un televisor; pero también recordaba quien salía por ella en ese momento, y todo lo que decía mientras ocurría aquella tierna escena. Recordaba la hora en que nació, pero recordaba también a menudo su nombre al revés, al igual que el de tantas otras palabras. Recordaba a la perfección las manos de su hermana cuando le arropaba en la cama mientras le cantaba una canción para que se durmiera con la luz apagada, pero también procesaba minuciosamente cada una de las sintonías que la televisión emitía regularmente: La de la pasta dentífrica, la del cacao en polvo, la de los cereales con miel, la de su muñeco favorito...Recordaba las artimañas que usaba para convencer a sus padres de cualquier cosa que se propusiese, de las mentiras más elaboradas para conseguir las cosas más inverosímiles: Un arpón, un barco teledirigido, una corona...; pero a la vez recordaba sus aniversarios, el día en que su padre se llevó la mano en el corazón o en el que su madre le dió su primera bofetada, y la razón por la que se la dió. La primera vez que le dijeron que no y su número de socio del videoclub. La vez en que más le hicieron esperar y el número de barrotes que había en la verja en la que permanecía sentado mientras le daban plantón. Recordaba, palabra a palabra, la primera carta de amor que escribió y el nombre de todos con cuantos se fue a la cama. Su color favorito, y también el suyo...

En fin, recordaba más de lo que podría recordarse ahora. Y recordaba de día y de noche a todos los demás, inevitables desmemoriados, todo lo que habían olvidado, que era mucho, ciertamente. Era tanto lo que recordaba que, sin darse mucha cuenta, empezó a recordar cada vez más y más cosas hasta tal punto que, un día, ese pesado pasado que cargaba en sus espaldas pasó por delante de su presente y se instaló en su futuro. Mientras toda la gente a su alrededor recordaba aquellas cosas viejas, él olvidaba las nuevas, aquellas que aún debían ocurrir y que él jamás recordaría y que olvidaría eternamente, ya que todos los demás jamás podrían recordárselas. Porque, ¿como vas a recordar a alguien algo para quien nunca ha ocurrido?

Cuando Gary se cercioró de ello se puso manos a la obra. No podía ser que el olvido le robara su futuro, condenándole a olvidar lo que aún tenía que sucederle, convirtiéndole así en una suerte de ser criogenizado. Así que, tras una árdua deliberación, decidió determinantemente olvidarlo absolutamente todo.

Círculos concéntricos.


-Algo se ha roto entre nosotros...
-¿Ah si?
-Si...
-Pues recógelo y vete.

jueves, noviembre 01, 2007

Amb la cua entre les cames

Ahir li vaig dislocar la cua al Belcebú. Va ser un accident. Típic. Ens passem el dia agredint-nos i acaba prenent mal per una estúpida trepitjada. Té tres vèrtebres desplaçades. Li estem donant unes pastilles que en teoria l´han de curar, però de moment no aixeca la cua. Ni quan li dono de menjar. Em sento un pare monstruós. I si no la pot tornar a aixecar i se li cangrena i se l´hem d´amputar? Què és un gat sense cua? A més el Belce la té molt bonica. El veterinari ens en va fer una foto pel mòdic preu de setanta euros. Realment ha de ser una putada que et disloquin la cua. Però no aconsegueixo agafar-hi empatia, perque jo no en tinc. Només tinc el sacre, que és un souvenir ancestral. El belce se la mossegava de petit, encara ho fa de tant en tant, i jo crec que és perque no acabava de reconèixer-la com una part seva, aquella cosa penjant que no veia quasi bé mai. Com la rata que te penjada pel forat de la paret on hi hauria d´haver una persiana. Una joguina.
Però ara ja no. Perque se l´han trepitjat. Ara en té plena consciència segurament tot el dia. El dolor li ha fet comprendre que aquella cua li pertany, o que si més no, ell pertanyerà a ella fins la resta dels seus dies. Y que así sea.