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lunes, noviembre 05, 2007

Criogénesis

Gary Blindheart tenia la mala costumbre de recordarlo todo. Dicen que la memoria selecciona en realidad entre aquello que nos importa y lo que no, pero lo cierto es que él era capaz de almacenar desde los datos, eventos, anécdotas o sensaciones más trascendentes hasta los más nímios e inútiles.

Recordaba, por ejemplo, la canción que sus padres bailaron por primera vez y con la que se enamoraron, sin importar en modo alguno el que él no pudiera estar presente; pero recordaba también el minutaje exacto de todas sus canciones favoritas en su mp3. Recordaba también el día de su primer beso delante de un televisor; pero también recordaba quien salía por ella en ese momento, y todo lo que decía mientras ocurría aquella tierna escena. Recordaba la hora en que nació, pero recordaba también a menudo su nombre al revés, al igual que el de tantas otras palabras. Recordaba a la perfección las manos de su hermana cuando le arropaba en la cama mientras le cantaba una canción para que se durmiera con la luz apagada, pero también procesaba minuciosamente cada una de las sintonías que la televisión emitía regularmente: La de la pasta dentífrica, la del cacao en polvo, la de los cereales con miel, la de su muñeco favorito...Recordaba las artimañas que usaba para convencer a sus padres de cualquier cosa que se propusiese, de las mentiras más elaboradas para conseguir las cosas más inverosímiles: Un arpón, un barco teledirigido, una corona...; pero a la vez recordaba sus aniversarios, el día en que su padre se llevó la mano en el corazón o en el que su madre le dió su primera bofetada, y la razón por la que se la dió. La primera vez que le dijeron que no y su número de socio del videoclub. La vez en que más le hicieron esperar y el número de barrotes que había en la verja en la que permanecía sentado mientras le daban plantón. Recordaba, palabra a palabra, la primera carta de amor que escribió y el nombre de todos con cuantos se fue a la cama. Su color favorito, y también el suyo...

En fin, recordaba más de lo que podría recordarse ahora. Y recordaba de día y de noche a todos los demás, inevitables desmemoriados, todo lo que habían olvidado, que era mucho, ciertamente. Era tanto lo que recordaba que, sin darse mucha cuenta, empezó a recordar cada vez más y más cosas hasta tal punto que, un día, ese pesado pasado que cargaba en sus espaldas pasó por delante de su presente y se instaló en su futuro. Mientras toda la gente a su alrededor recordaba aquellas cosas viejas, él olvidaba las nuevas, aquellas que aún debían ocurrir y que él jamás recordaría y que olvidaría eternamente, ya que todos los demás jamás podrían recordárselas. Porque, ¿como vas a recordar a alguien algo para quien nunca ha ocurrido?

Cuando Gary se cercioró de ello se puso manos a la obra. No podía ser que el olvido le robara su futuro, condenándole a olvidar lo que aún tenía que sucederle, convirtiéndole así en una suerte de ser criogenizado. Así que, tras una árdua deliberación, decidió determinantemente olvidarlo absolutamente todo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Y consiguió olvidarlo todo? Este es el prólogo, pero la historia empezará en el intento de Gary de olvidarlo todo, sus recuerdos volverán, se transformarán... no sé, pero será muy duro para Gary, y su viaje será el de interpretar sus recuerdos... Sin futuro, el pasado lo es todo, quiero olvidarlo, pero lo transforma... No sé. Què et sembla? M'ha agradat molt, i si ho continues pot ser un relat preciós i inquietant...

3:11 p. m.  

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