Ubi sunt

De repente te antojo por el sendero del tiempo perdido. ¿Dónde estás? ¿Quién serás ahora? ¿Qué estarás leyendo? ¿Qué perfume usarás? ¿Qué tacones? Nostalgia callada para siempre tras tus últimos pasos. He dejado de soñar que te encuentro. Y los días, los meses, los años parecen haber racionalizado el dolor, hacer entendible tu corazón lejos del mío, volver ciego el agujero que abandonaste en un solo grito ahogado. Una apnea del alma. Pero insisto en reinventarme, obcecado en hacerte viva en un instante cotidiano, abrazando las farolas de las estaciones, pateando los callejones de piedra de nuestra memoria.