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jueves, septiembre 07, 2006

El tiempo que me quede libre.


El tiempo se escapa por las rendillas de la persiana y yo pruebo de conocerme un poco más para no darme gato por liebre. Me voy y vuelvo, de la nevera al baño, del baño al cuarto, del cuarto al balcón, a ver si aparece el amigo y le pillo unos porros. Asediado por mi propia costumbre de no cambiar de idea, barajo las pocas posibilidades que le ofrezco al día. Las rehuso todas. Hago inventario de mis yalopensaremañana. Algunos ya no pueden esperar más...Sí, si pueden. Pero pesan aunque parezca no notarlos. De repente, todos los rostros que ya solo permanecen en mi recuerdo. Se confunden. La memoria es una fotografia movida. El presente es caprichoso, aunque nos haga creer que está en nuestras manos. De repente un día me canso de verte y esa imagen es la última que tengo de tí. Y es una imagen anodina, como de un saludo lejano que no termina de irse, impreciso, como un decir adios sin terminar de marcharse. Para que parezca que no todo ha terminado, que no todo ha acabado de pasar, aunque acabe pasando. El sol sigue cayendo como un reflujo de orina y yo pienso en comprarme un paraguas. Pero recuerdo que jamás pude tener uno porque los perdía, aunque en realidad eran ellos los que me perdían a mí. Pienso también en todos los relojes que rechazé o que rompí adrede de pequeño el dia de mi cumpleaños. Y así con todas las cosas que no he podido nunca usar. Decir a la gente que quiero que la quiero y a la que no darle al menos una sonrisa de esas que se dibujan solas. Contemplar un ocaso con tranquilidad, nunca lo hice. Siempre los terminé mirando anelando su final, como el cigarro que se consume solo, y que nos deleita dejar morir en el cenicero. Nunca lo que queda es suficiente. Todo acaba reduciéndose a lo poco que hemos sido capaces de vivir conscientemente. Lo demás es una lava que me quema en los sueños y me levanto lleno de cenizas, y no consigo recordar nunca de donde vino el humo. Solo partículas incandescentes, como las de una cama usada por dos amantes. El lugar del crimen. Todas mis mentiras en un pote de colacao. Saco una de vez en cuando para no tener que inventar nada más sobre mi mismo, para no volverme aún más voluble. Cañonazos de gente como un estrépito allá afuera. Quizá ya ha empezado la revolución y yo todavia ni me he lavado la cara. ¿Qué querrá toda esa gente, qué querrá? Por qué regresaron de sus vacaciones? ¿Por qué vuelven a inundar las calles con sus niños en sus cochecitos? ¿Por qué abren de nuevo las escuelas? Que las cierren. Que las cierren todas si es que todavia confian en aprender algo. Yo mientras pensaré en el tiempo que me quede libre, hasta que se agote.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Buenoooooooooooooooooooo, menys mal nano que ho has arreglat!!Ahora ya me puede agregar a links jejeje...Escolta lo hacer de domingueros com ho tens, demà ta truco i mu dius.Que no me respondes los mails... :(
www.fotolog.com/tremen2

8:24 p. m.  
Blogger ferdydurke said...

Jo conec una persona que mai deixa els cigarros consumint-se sols al cendrer, els té entre els dits fins al final, absorvint-los fins que arriba al filtre... i ni tan sols els apaga, perquè l'última cendra l'aspira. M'hi has fet pensar.
No rebutgis les escoles, allà s'aprenen coses i coneixes a algú que val la pena i molts que no ho valen, algun professor pot esdevenir mestre i ensenyar-te a gaudir de la vida més enllà de la família, el carrer, els parcs, i els crits.
Has creat unes metàfores meravelloses i colpidores, però les metàfores són perilloses, perquè disfressen de bellesa la desesperació i el buit

12:44 a. m.  

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